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    Clara (27) está sentada en su sofá, junto a su gata Lupe, mirando una publicidad del Tren Atlántico. Clara mira encantada la dicha publicidad y apenas finaliza, busca el pasaje del tren que tiene en una mesa y lo sostiene en sus manos.

   Clara, recostada en su cama, sostiene el boleto de tren entre sus manos, con rostro alegre. Lupe, duerme hecha un bollito a su lado. 

    Clara está en la estación, animada, y esperando junto a otros pasajeros al famoso tren. Un vendaval se aproxima, levantando hojas a su paso. Con vehemencia, el vendaval le roba su valija y su pasaje, junto con el paraguas de otra pasajera. Ante el hecho, ningún pasajero reacciona. Producto de la desazón y de la indiferencia de los otros, Clara irrumpe en llanto y, al ser tocada por una lágrima, se decolora. De forma repentina, aparece un pincel y le golpea el rostro.

     Clara mira nuevamente el episodio del pincel en la televisión, junto con imágenes del vendaval llevando sus pertenencias y el paraguas, y de los dichosos pasajeros viajando en el famoso Tren Atlántico. Clara llora y se seca las lágrimas con un pañuelo. Lupe la mira entristecida y piensa qué puede hacer.

    Lupe desciende del sillón y se va. Regresa con unas fotos en su boca. Clara las toma y las mira: son fotos de ella, cuando era una niña (11 años), en un viaje junto con Lupe. Clara llora nuevamente, pero producto de la felicidad, razón por la cual la lágrima  que la toca le devuelve el el color. Clara sonríe y abraza a Lupe.

      Clara decide enfrentar al viento y usar su energía a su favor. Clara se dirige de nuevo a la estación, junto con Lupe y otra valija. Cuando el vendaval ingresa, trae consigo el paraguas de la otra pasajera. Clara extiende sus brazo y toma el paraguas. Clara y Lupe se elevan con la  fuerza del vendaval, pasan al costado del Tren Atlántico y llegan a la ciudad de la fotografía. Clara es feliz, viajando junto a su preciada gata Lupe por la ciudad en la que supo ser feliz.